sábado, 19 de enero de 2013

Tengo mucho para dar...

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Tengo mucho para dar...

Bueno, desde hace tiempo, por no decir años, venía teniendo unos dolores de espalda, a los que desde la adolescencia todos achacábamos a una escoliosis. Y hace más o menos un año ahora en estas fechas, volví de nuevo a tenerlos algo más fuertes, me automediqué tomando hibuprofeno, hasta llegar a los tres diarios, varias manitas dándome masajes, ventosas, parches, electrodos, etc... etc... algunos los habéis sufrido conmigo. Mi madre aburrida de tanto quejarme, me medio obligó ir al médico, y de ahí me derivaron a traumatología donde hoy me han dado mi diagnóstico: Artrosis.... soy una viejina prematura de 29 años. Y aunque reconozco que lo primero que hice en el momento que el doctor me lo dijo fue ponerme a llorar como una niña, llevo unas siete horas de asimilación.

Tal vez tu que me estás leyendo también sabes de que hablo, pues el 16% de la población la padece, y tres de las cuatro partes, somos mujeres.

Lo primero que pensé es que me dirían debes dejar esos hábitos que llevas, pero no, llevaré una vida normal, con mis dos pastillitas, tres veces al día hasta los restos. Y tomarme todo un poquito de una manera más relajada.

En los últimos cuatro años he vivido en cuatro países distintos, y visitado un total de 17, he conocido cientos de personas, he llorado, reído, amado, me he enfadado y gritado. Hace tiempo que mi corazón no está en el pecho, sino en la cabeza. Y entre todo ese grupo de gente que he ido conociendo y que también estás tú si me estás leyendo, he aprendido que lo único que vale y recuerdo es lo positivo.

Tengo todavía muchas cosas en esta cabeza loca para regalar, un día me propuse mandar positivismo con mi trabajo a todo aquel que quisiera disfrutarlo, y aunque hoy me siento un poco desinflada, y todavía no sé ni por qué os estoy soltando este rollo, sé que aprenderé a convivir con el dolor físico y terminaré transformándolo en la energía que un día os prometí.

Tengo una sobrinina que va a nacer en menos de un mes, y a la que tengo que hacerles muchos cuentos, y libros para colorear, quedan muchos lugares y personas que conocer. Y cientos de muros y cachos de papel que dibujar.

Ahora sí, con mi mantina eléctrica debajo del brazo.

Gemma Granados.

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